Según la tradición pagana, en el amanecer del equinoccio un conejo blanco surge de la espesura de los bosques y entierra huevos de oro en los huecos de los árboles. Aquel que los encuentre estará en posesión de la abundancia durante todo el año.
Suele ser un buen momento para recorrer la naturaleza, y por ello el Consejo Lusitano, junto con la plana mayor de la Liga de la Ciencia Pagana, celebró la llegada de la primavera con una visita a la Sierra de la Jayona, lugar pródigo en conejos así como en lugares fascinantes como la Ermita del Ara.
La jornada comenzó con un viaje al centro de la Tierra, recorriendo las espectaculares galerías de la mina que lleva el nombre de la sierra.
Entre culantrillos, polipodios, fumarias y geranios, y con el encuentro casual de chovas pelirrojas, grajillas, roqueros solitarios y murciélagos de cueva, el recorrido por la Mina de la Jayona fue un viaje a los misterios de la luz y el sonido, y a los recuerdos de las revueltas sociales de los años veinte del pasado siglo.
La siguiente estación fue la Ermita del Ara. Un lugar apabullante, sin duda, único en Extremadura. Imprescindible para cualquier amante del arte y de las sorpresas en la geografía rural de nuestro territorio.
Su conjunto pictórico hace de esta iglesia un espacio mágico, similar al magnetismo que desprenden hitos como Santa Lucía del Trampal o San Benito de Alcántara. Impresionante.
Terminó la jornada con un paseo por las calles de Llerena, a la sombra de la Granada y el eco de los tribunales de la Inquisión.
Puedes ver un amplio reportaje en nuestro Cronicón Lusitano.