Mesopotamia o es tierra de campanas o no es. Bajo esta premisa Grada se adentra en su número de diciembre en el territorio que demarcan las campanas.
Bajo esa falda de metal las campanas esconden misterios que han ido configurando formas de vida, de hablar de la alegría, de llorar la muerte, de apagar el fuego o de marcar el reloj de los rezos y los salmos.
So campana evoca lugares donde las campanas han ejercido un hechizo imborrable, territorios que han sido creados bajo su imperio de los sonidos.
De nuevo el ilustrador Gerardo Ramírez completa con sus dibujos el aire marcado por su son.
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