Redacción. 23/03/09
Como viene siendo costumbre, los miembros del Consejo Lusitano eligen un lugar simbólico para celebrar el ciclo de las estaciones.
Con la llegada de la Primavera el lugar elegido ha sido el concejo de Elvas, y los espacios donde un 14 de enero de 1659, las tropas portuguesas liberan a la población elvense del asedio al que el ejército del rey español la había sometido durante varios meses.
La Batalha das Linhas de Elvas fue la excusa para recorrer fortalezas singulares como el Castelo de Fontalva, una estrambótica construcción almenada que se levantó allá por el S. XV, y que hoy presenta los muros completamente pintados de blanco.
El Castelo de Fontelva parece salido de un sueño de hadas y princesas. Emboscado en los campos de Elvas, lejos de las estradas y las carreteras comarcales, el castillo es uno de los secretos mejor guardados de las tierras alentejanas, y su ubicación ha sido muchas veces un misterio. Los miembros del CL no van a desvelar los vértices exactos de su situación. Un castillo blanco en pleno bosque lusitano no es otra cosa que un hecho mágico, un encuentro con la literatura fantástica, y ahí quedará por nuestra parte.
Con la llegada de la Primavera el lugar elegido ha sido el concejo de Elvas, y los espacios donde un 14 de enero de 1659, las tropas portuguesas liberan a la población elvense del asedio al que el ejército del rey español la había sometido durante varios meses.
La Batalha das Linhas de Elvas fue la excusa para recorrer fortalezas singulares como el Castelo de Fontalva, una estrambótica construcción almenada que se levantó allá por el S. XV, y que hoy presenta los muros completamente pintados de blanco.
El Castelo de Fontelva parece salido de un sueño de hadas y princesas. Emboscado en los campos de Elvas, lejos de las estradas y las carreteras comarcales, el castillo es uno de los secretos mejor guardados de las tierras alentejanas, y su ubicación ha sido muchas veces un misterio. Los miembros del CL no van a desvelar los vértices exactos de su situación. Un castillo blanco en pleno bosque lusitano no es otra cosa que un hecho mágico, un encuentro con la literatura fantástica, y ahí quedará por nuestra parte.
Una visita guiada por el Fuerte de Santa Luzía, espléndido ejemplar de la arquitectura militar rayana, y una breve visita al monumento conmemorativo de la batalla en el llamado Sítio dos Murtais completó una jornada especial. Campos de sangre para olvidar la guerra que nos separaba.